Más viejos, menos impuestos
El envejecimiento de la población no solo tiene efectos negativos sobre la Seguridad Social, que ve como disminuyen los cotizantes y como aumentan los pensionistas, también tiene un efecto perverso sobre los impuestos. Una población envejecida paga menos impuestos.
Una población cada vez más envejecida provocará una disminución de las rentas procedentes del trabajo y un aumento de las procedentes del capital, es decir, del ahorro fundamentalmente, cuya tributación en el IRPF es menor. Mientras que las rentas del trabajo pueden llegar a tributar en torno al 45%, las rentas del capital solo tributan como máximo al 23%.
Además, el hecho de que los ingresos durante la etapa de pensionista sean menores que los ingresos durante la etapa activa, también hace que se pague un tipo más bajo en el IRPF.
Así pues, un envejecimiento del conjunto de los contribuyentes supone una reducción de la recaudación en concepto de IRPF.
Pero no solo en el IRPF se notará el envejecimiento, también en el IVA.
Una población envejecida tiende a consumir más productos básicos o de primera necesidad (alimentos o servicios sanitarios), que suelen están gravados con tipos más bajos en el IVA (el superreducido del 4% o el reducido del 10%, frente al tipo general del 21%) y, paralelamente, tiende a consumir menos productos gravados por impuestos especiales (alcohol, tabaco o carburantes).
Por otra parte, el propio hecho de que la pensión sea más baja que el salario hace que se consuma menos, lo que, igualmente, reduce la recaudación por IVA.
Resumiendo, el aumento de la edad de la población reduce los ingresos del estado y aumenta los gastos del mismo en prestaciones. La conclusión es sencilla: el envejecimiento dificultará la posibilidad de prestar servicios suficientes y de calidad.
Que nadie se extrañe si a no mucho tardar alguien empieza a hablar -como solución “imaginativa”- de retrasar la jubilación para resolver este problema. Si no se puede rejuvenecer la población, al menos, que ésta deje más tarde de tributar y de cotizar y tarde más tiempo en empezar a recibir prestaciones.