Las empresas también pueden delinquir. “Compliance” y responsabilidad penal
En el año 2010 se produjo una de las novedades más importantes de los últimos tiempos en el derecho penal español, como fue la introducción de la responsabilidad penal de las personas jurídicas. Cinco años más tarde, una nueva reforma del Código Penal ha introducido la posibilidad de que las sociedades que cuenten con un programa de cumplimiento (conocido con el término inglés “Compliance”) penal puedan quedar exentas o atenuadas de responsabilidad penal.
Con el fin de evitar que las empresas (las personas jurídicas, en general) puedan ser utilizadas tanto para la comisión de delitos como para diluir la responsabilidad penal de los administradores, directivos o empleados, el Código Penal prevé desde 2010 que las sociedades puedan cometer delitos y, en consecuencia, sufrir una condena penal, abandonando la doctrina tradicional, según la cual solo podían cometer un delito penal y ser castigados penalmente las personas físicas, pero en ningún caso los colectivos.
Si antes la vigilancia y la detección de delitos era exclusividad del Estado, ahora se hace corresponsable a las Personas Jurídicas, que deben vigilar y controlar las acciones de sus administradores, directivos y empleados, para evitar la comisión de delitos a través de la empresa.
No obstante, el propio Código Penal prevé que aquellas empresas que, antes de la comisión del delito, contasen con un modelo de prevención de delitos (programa de cumplimiento o compliance penal), puedan quedar exoneradas de toda responsabilidad o, al menos, conseguirán atenuar dicha responsabilidad y la consiguiente pena.
De ahí la importancia o la conveniencia, en función de los riesgos a los que pueda estar expuesta cada empresa, de contar con un programa de cumplimiento penal adaptado a sus circunstancias concretas.
Dicho programa, además de servir para reducir la responsabilidad penal de la empresa y el daño reputacional que supondría una investigación penal sobre la empresa, puede utilizarse simultáneamente como una herramienta para mejorar la gestión y la organización de la empresa y para proyectar al mercado una imagen de solidez, solvencia y fiabilidad.