Feliz año nuevo
2015 ya está aqui. Van a pasar tantas cosas buenas en 2016 que dan ganas de saltarse el año que empieza. Parece ser que no es posible.
Todavía atragantados con la penúltima uva y el año nuevo ya está encima. Un año que empieza bajo cero pero promete sudores, sin esperar al verano.
La primera, en la frente. Todos sabemos que BOE hablar con lengua de serpiente y el día 30 de diciembre ha resucitado de nuevo el Impuesto sobre el Patrimonio, engendro tributario provisional de 1978 prorrogado para 2015 y que se arreglará- dijo la serpiente- para 2016.
Es solo una muestra de cómo baja el río. Pero la cosa no acaba aquí, pasemos revista a lo que se nos viene encima; Uno; reforma fiscal con su cara vista de rebajilla-ustedes juzgarán a final de mes- en las retenciones y las múltiples caras ocultas, feas, feas, que se nos irán apareciendo a lo largo del año. Dos; año electoral y el acostumbrado desprecio a la presunción de inteligencia del elector.
Todo esto significa trabajo para asimilar normas creadas para hacer una cosa y aparentar otra, navegando en un medio ambiente de ruido generado por gente que se considera obligada a explicarle a uno lo que debe pensar.
Pero no hay que amilanarse. Si se dedica usted a los negocios, haga por ver la oportunidad de negocio, en este caso, de venta de analgésicos. Pues eso es lo que hay que hacer, aprovechar lo que venga; vender pañuelos para el que llora, cohetes para el que equiera fiesta y un tambor para el que quiera ruido.
Para bien o para mal, el mundo sigue rodando y el año corriendo. Pues eso, a por él.