Veremos
En que para todo esto
Parece que son temas para expertos y sin embargo las tres leyes de reforma fiscal recién publicadas en el BOE están destinadas a cambiar en mayor o menor medida el entorno en que desarrollamos nuestra actividad diaria.
La intención del gobierno es que la rebaja –rebajita- en los tipos de retención inyecte unos euros en los bolsillos de las familias para estimular esta racha de bonanza que tanto se anuncia y tan poco se percibe.
Fuera de esto, y aunque se ha vendido como una rebaja de impuestos, es muy dudoso que el efecto real de 2015, que se haría efectivo a mediados de 2016 sea tal. En cuanto a las promesas de lo que va a bajar más adelante, permítanme un cierto escepticismo.
Para bien o para mal -vaya usted a saber- vivimos tiempos en los que hay que anunciar dádivas y garantizar felicidad (material) aun a pesar de la tozudez de los números. Posiblemente por eso esta reforma tiene más pliegues que un acordeón. Parece complicado decir que los impuestos bajan y aumentar la recaudación. Quizá lo sea para un hombre común, pero ahora ya va calando en la conciencia colectiva que no estamos gobernados por hombres comunes.
Será por los mentados pliegues, o por la propaganda descarada, pero la sensación que a uno finalmente le queda es que aun tardaremos tiempo en saber cómo nos afecta directamente la reforma. La conclusión, veremos.