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Toda empresa que disponga de trabajadores, independientemente de su número, debe formalizar un protocolo para la prevención del acoso laboral en sus vertientes de acoso sexual o por razón de sexo.

Esta cuestión está íntimamente relacionada con la prevención de riesgos laborales, pues no deja de ser uno de tantos riesgos que pueden darse en el ámbito laboral (al igual que el acoso moral). La manera de prevenirlo, y de afrontarlo en el supuesto de que suceda, debe articularse a través de estos protocolos.

Las empresas que tengan que elaborar plan de igualdad (más de 50 trabajadores), deben insertar el protocolo dentro del mismo, y negociarlo como parte del plan que es.

El resto de empresas (50 o menos trabajadores), deberán elaborarlo negociándolo con la representación legal de los trabajadores si la hubiera.

 Como decíamos, el protocolo debe:

• Estructurar principios y medidas para prevenir la comisión de posibles conductas acosadoras (acoso sexual o por razón de sexo).
• Difundirse entre la plantilla.
• Establecer mecanismos que secuencien qué hacer y cómo hacerlo cuando se detecta un posible caso, haciendo un seguimiento y evaluación de las medidas.
• Se debe habilitar un canal de denuncias y un modelo de denuncia si así se desea, organizando una investigación al respecto cuando se produzca, garantizando rapidez, objetividad, confidencialidad, contradicción y presunción de inocencia. Debe figurar un responsable o comité de prevención que gestione esas posibles denuncias, las investigue y las de una solución.